Triatlón de Castro Urdiales 2015. Crónica. 15º puesto.

Este sábado corrí por tercer año consecutivo el Triatlón de Castro Urdiales. Es una carrera que por circuito y sobre todo por fechas me va bastante mal (este año en plenas fiestas de Vitoria!!) pero me gusta, a Patri también, y es un fijo en el calendario.

Este año tampoco había competido después del triatlón de Vitoria, 4 semanas, pero me notaba muy cansado. Las últimas semanas de trabajo fueron de un estrés brutal y el fiestón del día 4 tampoco ayudó… y uno ya tiene una edad en la que cuesta recuperar de cualquier tipo de esfuerzo.

Así que con un día frío  y húmedo en Vitoria y tras 10 horas en la cama, salimos con bastante pereza y no demasiada motivación hacia Castro Urdiales. Me preocupaba bastante la bajada de Hoyomenor en mojado, pero bueno, tampoco nos jugábamos nada, así que si estaba mojado, bajar despacio y ya está. De todas formas, en cuanto pasamos Altube, ya se veía claridad en la costa, así que poco a poco fuimos entonándonos.

Al llegar a Castro, directos al parking del centro, coger el dorsal que me había recogido amablemente Ibon, preparar las cosas rápido y al autobús que nos llevaba a la otra punta de Brazomar donde me tomo el gel que nos dio la organización porque no encuentro el mío de café de 226ers por ningún lado. La salida es bastante fea, muy pegada a las rocas que vamos a tener que esquivar y yendo a una boya que parece que está lejísimos y luego rectos hacia el puerto sin ninguna otra referencia visible. La marea estaba subiendo, así que corriente en contra en la primera recta, y viento (bastante) en contra hacia el puerto en la segunda. Lo positivo es que a la vuelta desde el Pontarrón, el viento en bici iba a dar de culo, así que no había que guardar nada en la ida.

Calentamos un poco, veo dónde están las rocas y me coloco tarde y mal en tercera fila nada menos. Al principio me pongo al lado de Corujo con intención de cogerle pies, pero todavía no sé muy bien por qué, cambio de opinión y me muevo más hacia la izquierda, supongo que por evitar las rocas y me pongo detrás de Barroso, pero con más gente en medio.

Se da la salida y como era de esperar, llego tarde al agua, me tiro pronto y estoy en un barullo tremendo de brazos y piernas que se termina saldando con una patada en la boca a los 100 metros que me deja el labio hinchado para toda la carrera. Paso el mal trago como puedo y se abre un poco el panorama delante de mi. Creo que justo antes de llegar a la boya veo cómo me pasa Ibon. Entiendo que es la oportunidad que estaba esperando y me lanzo a sus pies, pero soy incapaz de seguirle ni 50 metros. No consigo saber qué es lo que me pasa en aguas abiertas. Mi cabeza empieza a llenarse en ese momento de pensamientos negativos, “hoy no es el día”, “ya nada”, “tanto madrugar para ir a la piscina para esto” pero intento superarlo, pienso en el chino, en que me gusta nadar, en que llevo un neopreno con el que da gusto estar, que estoy haciendo lo que me gusta, e intento nadar bien, fijarme en la técnica, en el rolido, en hacer brazadas más largas, doblar más el codo, y todas esas cosas que al principio de las carreras no puedes hacer porque sólo piensas en salir de ahí, y poco a poco voy remontando puestos, aunque llego bastante más fatigado de lo habitual a la escalera de subida.

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Salgo con cuidado de no dejarme los dientes en los escalones y comienzo una de las peores transiciones de la temporada: se me caen las gafas, paro, vuelvo atrás intentando que no me atropellen, las cojo, me equivoco de pasillo (sabía que era el último, pero no todos estaban a la misma altura), vuelvo a atrás, llego a mi bici, me quito bien el traje, cojo el casco y otra vez está el visor suelto. Dos intentos de meterlo y al final, igual que en Laredo, lo dejo en la caja. Con un mosqueo bastante serio ya, salgo pitando, veo a Alvarito en la línea de montaje (ya sólo me falta cagarla en el salto de la rana delante de él) salto bien, y caigo en el sitio así que pedales (he acertado poniendo el plato pequeño y fuerte hasta el cruce Allendelagua pasando gente como puedo por el poco espacio que nos dejan).

Entonces me junto con Eduardo Martín a quien no conocía de antes, y al dichoso dorsal 55, Ángel Díaz, que me amargó la carrera con una actitud tan rastrera y asquerosa como no la veía desde el Mundial de Vitoria cuando Antonio Jose Adell se pasó desde Salvatierra a Vitoria mirando hacia atrás buscando motos y poniéndose a descaradamente a rueda de otros triatletas cuando no las había.  Pues este igual. En la parte final de los toboganes, Eduardo me terminaba adelantando siempre (creo que no lleva medidor de potencia y tiene mucha más fuerza en las piernas que yo) mientras que en las bajadas le pasaba yo porque llegaba o más fresco arriba o estoy más acostumbrado a meter la misma potencia subiendo que bajando y supongo que por aerodinámica.

Cogemos a Gari Uzkudun, a Manzaneda y antes del cruce del Pontarrón llegan un 3dStyle, Juarros y un Yepá (Lekue). Tenemos bastante barullo entre tanto adelantamiento y son momentos de bastante tensión. Juarros y Lekue se van un poco, pero tampoco tengo confianzar como para salir tras ellos, así que me limito a esperar a que llegue el puerto. Sé que son 15 minutos. Soy malísimo para memorizar puertos, pero sé que lo más duro está al principio, luego afloja y luego endurece de nuevo, así que me lo tomo con calma. Veo que tal vez demasiada, porque no veo mi Joule por encima de 300w ni un instante, así que una vez he cogido un poco de ritmo y adecuado la respiración a la subida, empiezo a apretar más y voy pasando a la gente del grupo, también a Oscar Abad que iba más adelante y finalmente, me quedo con Manzaneda, que va bastante más ligero que yo y corona unos metros antes.

Creo que nos hemos cruzado con los primeros más tarde que otros años, pero he empezado a contar y en el 20 ya lo he dejado.  Tras coronar intento apretar un poco al inicio de la bajada para no perder la referencia de Manzaneda, que me puede venir muy bien en este puerto, pero en la primera curva complicada le pierdo de vista. Voy mirando para atrás para no entorpecer la bajada de nadie, pero no se acerca nadie, así que parece que no voy bajando tan mal por lo que parece. Hasta que llega el dorsal 55, y me adelanta tras gritarme/avisarme, para acto seguido invadir el carril contrario para trazar mejor la herradura complicada. Así también bajo rápido yo, colega….Un poco después llega Eduardo, al que veo llegar antes de la última herradura y le dejo espacio como puedo trazando por dentro.

Enlazo mejor las últimas curvas y nos lanzamos ya hacia la rotonda de Guriezo. Ya he pasado lo peor, sólo he perdido dos puestos bajando y aunque no vamos a coger a nadie ya por delante, hay que apretar para intentar remontar corriendo. Sé que vamos a tener el viento de culo desde el cruce así que ya no hay miedo a nada. Apretar hasta el final. Recorto la distancia que me separa del 55 y Eduardo. Pasa el 3dStyle, Eduardo se pone de nuevo primero y el 55, previa mirada atrás, sale literalmente a su rueda. Miro hacia atrás a ver si de una vez una moto le saca una puñetera tarjeta.   Veo a Gari, que sigue unos metros atrás, pero no hay motos que le hayan visto. Pasado menos de un minuto nos pasa una moto a toda velocidad, pero no le sacan tarjeta, así que hasta aquí hemos llegado. Tras terminar el primer repecho largo, cambio de verdad y aprieto para ponerme primero y no dejar ese puesto hasta boxes. Ese tramo sí que me lo conozco bien y puedo hacerlo a tope con el viento de culo y aprovecho para terminarme el bidón de Enery de 226ers, dejando el gel para otro día.

La entrada a Castro tiene bastante peligro ya que nos han dejado desde la rotonda de Allendelagua la mitad del carril izquierdo y no hay manera de esquivar alcantarillas, baches etc. Pero voy lanzado y ya no voy a parar, así que me agarro bien fuerte al manillar y aprieto los dientes.

Aguanto mucho hasta descalzarme, tanto que no me da tiempo a hacer el cruzadito porque se baja antes de lo que yo pensaba, pero tras una ligera derrapada delante de Alvarito, bajo sin perder tiempo y me noto con las piernas bien.

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Calcetines, de nuevo las T7 tras las malas experiencias de Laredo y Vitoria con las Adios con gomas y el test que hice en Miñano (publicaré resultados cuando tenga tiempo) y a correr. Busco a Patri, me canta el 22… Bueno. Era lo que me esperaba tras Hoyomenor, y más o menos como todos los años. Pero creo que me da tiempo a remontar. Pongo mi ritmo crucero de 3:35-3:38 en el que me encuentro muy cómodo en esta distancia y empiezo a buscar objetivos en el horizonte. De la gente que iba por delante en bici hay gente más pesada que yo que creo que pueden caer, pero en el primer cruce en el espigón (gracias a Dios más corto este año) no se ve a nadie flaquear todavía. Pero como siempre, el 10k del olímpico sin drafting se hace muy largo, así que paciencia.

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Poco a poco voy recuperando puestos, no estoy para cambiar y correr a 3:30, pero creo que sí que puedo mantener este ritmo. El top10 está imposible así que habrá que ir a por el 15, que tampoco está mal. Busco con la mirada de nuevo a Adrián en cada paso para que me dé un poco de fuerza, pero además hay mucha más gente animándonde… De Vitoria, conocidos de Castro, los suegros, gente que no me conoce pero me aplaude… Sé que el parque del final de Brazomar también se hace complicado, así que no me cebo demasiado.

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Van pasando los kilómetros y ya voy pasando a gente como Victor Manuel González, y en el úlitmo kilómetro adelanto a Gurutze, que había salido 5 minutos antes, lo que me da la oportunidad de ir durante unos metros detrás de la bici aunque no sea la mía.. trayéndome a la cabeza los inolvidables kilómetros del triatlón de Logroño del año pasado.

Tengo cuidado de no pasarme el cruce de meta, y saludo al público, choco las manos a los niños y esta vez sí, voy donde Patri y Adrián para saludarles, aunque con un ojo puesto siempre atrás.

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Al final, puesto 15º, igual que el año pasado, pero con mejores sensaciones. Mucho que analizar, pero creo que una buena carrera en general en una semana complicada, yendo de menos a más, como lo he hecho casi siempre. No obstante, creo (y espero) que la carrera buena-buena de este año todavía está por llegar.