Hace poco escribía por aquí que estaba faltando un poco de motivación para entrenar. Me refería sobre todo a algo que me había ocurrido en alguno de los pocos días que había nadado hasta ahora. Notaba que me costaba más de lo habitual terminar los entrenamientos.
Tener el primer triatlón todavía a más de 6 meses vista sin saber siquiera cual va a ser, hace que sea muy difícil que la visualización de esa carrera, el deseo de salir del agua entre los x primeros , sea lo que mueva a tirar, empujar, acabar los entrenamientos.
Normalmente, mi motivación a estas alturas de temporada suelen ser:
– el deber moral de cumplir con el entrenador que me está ayudando,
-la búsqueda de la mejora en sí.
La natación me gusta mucho porque es un deporte muy técnico pero que además exige ciertas habilidades en cuanto a saber llevar ritmos, concentración, fuerza y resistencia aeróbica. Un deporte muy sacrificado, desagradecido para los inconstantes y agradecido para los perseverantes de nivel medio-bajo, en el que no es difícil ver mejoras. Hasta que llegas un punto en el que dejan de producirse…pero ese otro tema.
Como suelo decir mucho parafraseando a Michael McCormack: lo que se mide se puede mejorar. Y como tengo la suerte de tener un Garmin 910xt, que mide casi todo lo medible en la piscina, este año he decidido hacer un test de 1000m cada 4 semanas para:
– ir viendo (midiendo) mi evolución en la piscina mes a mes
-buscar minimizar la diferencia entre mi ritmo de natación en piscina (normalmente tandas más cortas) y en carreras.
-y que esto me sirva de motivación a corto plazo
Este post lo empecé a escribir hace un mes, después del primer test, así que se me han ido acumulando los datos… El primer «test» lo hice en la piscina de 25 del Estadio. Se me olvidó el pulsómetro (fallo gordo) pero después del parón de piscina más largo que he hecho nunca (casi dos meses entre el descanso programado, la conjuntivitis y el golpe en la costilla) y dos o tres entrenamientos tampoco tenía mucha capacidad de hacerlo muy intenso así que salí a (intentar) hacerlo constante, dentro de lo que soy capaz… (ver gráficas abajo).
Resultado: 15:27. A 1:32,9/100. Más de un minuto por encima de mi mejor marca: 14:18 el 06/02/2013. No es que haya hecho muchos test de estos… pero no es casualidad que otra vez salga un PB en febrero, y desde luego, creo que algo falla cuando eso ocurre.
Ayer, 28 de diciembre, hice el segundo test en Mendizorrotza y pese a las trabas del socorrista conseguí grabarme. De momento dejo aquí el vídeo sin editar. El análisis vendrá más adelante.
Resultado: 14:51 a 1:29,1/100.
Pero, ¿dónde está ese minuto de diferencia? ¿Técnica, fuerza, frecuencia?
He sacado varias gráficas de los dos test que he hecho, y mi mejor marca de 2013 como referencia.
Con la ayuda del contador de brazadas del Garmin, y asumiendo que me cuesta tres segundos hacer el viraje y considerando que me deslizo unos 3,5 metros en cada uno, he calculado la frecuencia de brazada real y lo que avanzo con cada brazada.
El resultado total es el siguiente:
Siendo:
– braz: un ciclo de brazadas (dos brazadas), el número que marca el Garmin en Stroke.
– metros/braz: distancia que avanzo con una brazada (movimiento de un brazo)
– brz/min: frecuencia de brazadas (movimiento de un brazo) medida habitualmente con dispositivos como el Tempo Trainer de Finis.
Contrariamente a lo que se podría pensar, este es un claro ejemplo de que no necesariamente más frecuencia de nado es más velocidad. Mientras que de noviembre a diciembre, lo que avanzo por brazada es prácticamente lo mismo, al aumentar la frecuencia de 61 a 67, voy casi 4″/100 más rápido. Pero sin embargo, mi mejor marca la conseguí con una frecuencia de brazada mucho más baja (a pesar de que me salió el pulso más alto).
Por lo tanto, creo que está claro, que el camino de momento, es seguir trabajando la técnica, y por lo que he visto en el vídeo a primera vista, más el empuje que el agarre, y ya llegará el momento de intentar volver a subir la frecuencia. Porque como ya he dicho otras veces, un buen desplazamiento por brazada o eficiencia, o menos número de brazadas por sí sólo, tampoco hace ir más rápido.