Cinco meses después de terminar la temporada, ya va siendo hora de acabar con las crónicas de las carreras de esta temporada tan rara. Por fin, aquí va la última.
El triatlón de Colindres fue mi última carrera de la temporada. Iba a ser la última antes de una semana de descanso que me iba a tomar antes de empezar a preparar en modo pseudo-Pro el Campeonato de España de distancia Olímpica de Banyoles en Grupos de Edad, pero con la hernia/pubalgia que apareció unos días después, todo se fue al traste. Para esta carrera, iba a saltarme una de mis reglas de no competir dos findes seguidos, salvo que una de las carreras sea sprint, y terminé lesionándome.
Pero bueno, a la carrera: Después del 9º puesto en Getxo y sobre todo después de correr un 10k a 3’32/km en una carrera sin drafting, llegaba con cierta ambición a esta carrera. Sin embargo, el día estaba bastante feo y cuando estábamos en el agua para empezar la carrera empezó a diluviar, con lo que cualquier opción de hacer «algo» se diluía entre tanto agua habiendo un puerto que no conocía pero sabía que tenía bajada peligrosa. Por lo menos, quería hacer una natación buena y luego, ya veríamos.
Se dio la salida, y aunque me parece que me quedo un poco, salimos bastante gente en paralelo y creo que llevo buenos pies delante, pero al salir de la primera boya, me quedo cortado y paso a tirar del grupo que se ha quedado atrás, pero ya no consigo enganchar.
Intento no venirme abajo, nadar bien e intentar que no se me vayan demasiado… Nunca se sabe.. Alguien que le salga una mala transición, un grupo por delante que no se entienda en la bici… Al empezar la segunda vuelta, me veo bastante sólo, pero veo que se aproxima un gorro de chica (salían más tarde) por detrás. Deduzco que es Helene Alberdi, así que tomo aire y me preparo para intentar cogerle pies… Lo que aguante… Pues nada. No le aguanto ni 10 metros. Así que me vuelvo a quedar sólo mientras veo cómo Helene engancha con el grupo de los chicos. Impresionante.
Los metros pasan, y con el Predator me encuentro bastante más entero que con el 3.8. No consigo enganchar, pero la brecha no es de más de 20 segundos tras una vuelta completamente sólo.
Hago una transición normal y a la salida de boxes Ibon me grita que está Lekue cerca y que apriete para cogerle. La verdad es que no le conozco, pero si Ibon me dice que vaya a por él, voy a por él. No miro atrás en busca de ayuda. Sólo hacia delante. Le tengo a tiro y tras un buen calentón, le cojo y nos marcamos juntos una muy buena aproximación al puerto: 20 minutos a 276w/290np y 168 ppm. Me entendí muy bien con él, pero fue imposible coger a nadie. Por lo que me contó Ciro después, por delante también se dieron buenos relevos.
Al empezar la subida, Lekue se me va un poco, pero cojo un ritmo bastante bueno de unos 320-340w que consigo mantener durante los 15 minutos de subida, con la consiguiente subida de pulso. Paso a Lekue enseguida y a Jaime Ábalos poco antes de terminar el puerto.
En la bajada sólo pretendo no irme ni al suelo ni a la cuneta/barranco. 9 minutos de descenso en los que me cogen Lekue y Ábalos junto con otros dos chicos que bajan bastante rápido. A partir de ahí, intento que no se me vayan demasiado y al comenzar el llano, otro calentón para enganchar y a partir de ahí, relevos bastante generosos (tal vez demasiado) para hacer otros 20 minutos a 263/285.
Con agua suelo correr bien. Me gusta correr con lluvia (si no hace frío), pero desde que empiezo, veo que estoy bastante castigado de lo que pensaba y no termino de andar fino.
El ritmo no es malo del todo. Más o menos lo estabilizo en 3’38»/km, pero es más lento que hace una semana en Getxo donde en la bici llegué bastante más tostado (y con más watios medios).
Me noto pesado e incómodo. Echo mucho en falta mi mono Orca despedazado en Getxo. En su lugar, llevo el mono del año pasado, que si ya pesa de por sí en seco, con agua es una brutalidad. Y lo peor de todo, se me está quedando la tripa fría porque nunca termina de secarse. Un sector bastante soso, en el que penas consigo remontar un par de puestos en todo el parcial. Sólo en el último kilómetro, cuando veo que tengo a tres triatletas más a tiro, cambio algo el ritmo haciendo el último kilómetro a 3’34 y el tramo en la pista de tierra a 3’26», pero me quedo en el puesto 11º a 8 segundos del top10.
Una carrera más, pero que iba a ser la última del año aunque todavía no lo sabía. Tres días después apareció la pubalgia y con ella una forma un poco agridulce de terminar una temporada muy irregular.
No sé si tendré tiempo de hacer un balance / análisis con números de la temporada a estas alturas. Estoy con muchas ganas de que llegue la siguiente, aunque con 5 meses sin correr, y por lo menos falta otro más, se me hace complicado imaginarme compitiendo… Pero todo llegará.