No hace falta ir a ningún podólogo para darse cuenta de que la forma de aplicar presión sobre el pedal no es la misma al pisar al que correr. La consecuencia directa de ello es que las plantillas que corrigen la pisada no corrigen efectos «raros» en el pedaleo.
En general, la fuerza en el pedaleo se concentra justo encima de la cala. En mi caso, al ser pronador claro, también se me mete la rodilla hacia adentro, de forma que a veces casi roza el tubo horizontal de la bicicleta. De momento, no he tenido ningún problema de rodilla ni muscular, pero más vale prevenir que curar, así que fui a la consulta de mi podóloga http://www.podotolosa.com/content/view/23/41/lang,iso-8859-1/.
El sistema es simple en concepto pero más complejo en la aplicación. Se trata de analizar las zonas de presión en la pedalada mediante unas plantillas sensorizadas para, luego, realizar las plantillas con más amortiguamiento en las zonas de más presión.
Una vez colocadas las plantillas en las zapatillas, me coloqué en el rodillo, con mi bicicleta, por supuesto, cambiando de postura (acoplado, manillar, manetas…) y de desarrollo cuando me lo indicaban para analizar todas las situaciones posibles.
El resultado: un mapa de presiones.
Y una semana después, mis nuevas plantillas (de izquierda a derecha, las de correr, las nuevas de bici y las originales de las Diadora):
Como se ve, son más estrechas, y más finas (eso no se ve) que las de correr. No enseño el detalle, porque eso ya me parece que es secreto profesional y no me corresponde a mí revelarlo… Ahora a ir haciéndolas a las zapatillas poco a poco.