Duatlón sprint de Vitoria 2023. 20º

Aunque parezca mentira, nunca había corrido un duatlón en Vitoria. Hace unos años había uno en Armentia pero con bici de montaña y este «nuevo», colocado en octubre nunca me pillaba bien. Este año tampoco estaba en el plan, pero tras Getxo, Ibon me preguntó si iba a correrlo… Y de nuevo la pregunta fue: ¿por qué no?

Tras el «éxito» de Getxo, me veía con fuerzas (más que velocidad) para correr y creo que en bici podía estar bien. Por otro lado, vi que el circuito era bastante chulo y además había prueba Txiki, que estando con Adrián ese fin de semana, le daba un toque más interesante todavía.

De nuevo, esperé al último día (martes) para apuntarnos una vez que me aseguré de que tampoco iba a llover, ni hacer 5 grados y de que me había recuperado bastante bien de Getxo. Lógicamente, no pude preparar nada para esa carrera, salvo un día de series muy cortas en el Prado con el equipo y algún apretón el viernes con la bici de carretera para preparar los latigazos que seguro iba a haber en las salidas de las rotondas y giros de 180 grados. El sábado por la tarde también fuimos en bici hasta el Buesa Arena para probar si Adrián podía subir su bici al rack, explicarle lo de las transiciones con calma y supervisar un poco todo. Las cosas, si se hacen, se hacen bien. 

El domingo nos plantamos en el Buesa con bastante tiempo y con ganas de pasarlo bien. Adrián cumplió más que de sobra, con una muy buena carrera a pie y problemilllas con su bici que eran de esperar, pero se lo pasó muy bien y no tuvo percances (visión de padre protector..) Seguirá jugando a fútbol 🙂

Después ya me junté con Iker para empezar a calentar (poco que hacía mucho calor) y le dejé a Adrián con Ibon e hijos. Una vez solucionada la parte logística a falta de 5 minutos, me centré en la carrera. No había lista de inscritos publicada y cuando empezó a a aparecer gente por allí, lo que pensaba que iba a ser una actividad lúdico festiva entre 4 amigos, empezó a ponerse seria… Urko Herrán, Joanes Goitisolo, Ander García Rendo, Murua, Unzueta, Bravo, Etxeberria, Bizkarra, Ortiz de Zárate… Bueno, el plan era pasarlo bien, y la verdad es que ver que hay tanta gente buena, quieras o no, me quita presión.

Se dio la salida y empiezo sin salir a lo loco, pero a los 200m empiezo a verme demasiado atrás y aprieto para recuperar un poco. Primer kilómetro: 3:07… A tomar por culo. Ya puestos, habrá que aguantar. Hago un grupo de 4 con 2 chavales Arabatri que no conozco y Bravo, que nos vamos turnando un poco y el ritmo no termina de caer. El último kilómetro ya se me hace un poco bola (3’28) pero consigo no descolgarme. No me da ni para mirar el Garmin, pero casi mejor, porque hemos hecho los casi 5km a 3’17»/km (182 ppm max) y somos el tercer grupo…

Llegamos a T1 y voy tan ciego que me paso mi bici y me cuesta encontrarla. Pierdo unos 5 segundos que se me hacen eternos y salgo. Ibon me grita que coja al grupo de Bravo, pero no lo veo claro y miro para atrás. Viene el grupo de Unzueta y Bizkarra así que tiene pinta de que me cogen bastante antes de que yo coja a los de delante, así que les espero aunque sin bajar demasiado el ritmo. Llegan enseguida, estoy atento para que no se me escapen y me pongo a rueda hasta recuperar un poco.

Fotón de @jkbixen (instagram)

Pasa bastante poco tiempo hasta que cogemos al grupo de Bravo y ya nos hemos hecho un pelotón bastante serio, en el que hay una colaboración «media», que cuando nos cruzamos con el segundo grupo parece que es bastante mejor que la suya por lo que parece que vamos a cogerles. Nos cuesta un poco más de lo que me parecía en un principio porque la gente empieza a remolonear y Unzueta ya se ha cansado de tirar él solo más que los demás, por muy bien que corra en fatiga. Doy un par de relevos fuertes para intentar coger a los de delante y sobre todo para no quedarme en la parte trasera del grupo, que ya estoy viendo lo que son los famosos látigos y la voy a terminar liando. Finalmente, cogemos al segundo grupo por lo que creo que ya sólo están Urko y Goitisolo por delante. Así que en este grupo está la tercera plaza del podio… Pero es algo que ni se me pasa por la cabeza. El duatlón tiene esto: si has llegado el 15 corriendo en el primer sector, no vas a llegar el 1º de este grupo, a no ser que hayas tenido una sangre fría bestial en el primer sector, que no es precisamente mi caso.

La tensión va aumentando y a falta de 4km me pongo a rueda de Unzueta que creo que va a hacer algún movimiento porque lleva bastante rato sin pasar por delante… Igual no sirve de nada, pero oye, está divertido esto. Empieza a progresar antes de llegar a la rotonda de final de Betoño, y al pasar por una zona donde estaban los badenes que creo que han quitado para la carrera, le revienta el tubular trasero. Susto bueno, pero parece que de alguna manera le sella porque continúa, aunque hemos perdido bastantes puestos y toca volver a pasar hacia adelante. No se produce ningún ataque y vamos un grupo de ¿30? para entrar en la transición. En este punto, tampoco me planteo una lucha por entrar el primero en la transición, ni mucho menos. Sé que no voy fino y no voy a estar en la pelea por casi nada.

Me bajo de la bici si no el último, casi, pero me concentro para hacer la transición rápida y sobre todo no volver a pasarme mi sitio. Salgo de los últimos pero, de todas formas, ya veo que las piernas no van como antes. Tocan 2,5 km de sobrevivir. Gano 2 ó 3 puestos rápido y luego ya es mantener como pueda. Bravo se me escapa con lo que ganar en V1 ya nada, así que me queda el campeonato de Álava V1 como motivación para seguir sufriendo. Veo un chico del Dida por delante que no estoy seguro si es de mi categoría (esto de competir tan poco y ya no conocer a la gente me está pasando factura). Creo que no le cojo pero hay que mantener, que nunca se sabe… Y efectivamente, de repente, se para a 300m de la meta. Yo estoy a punto de hacerlo también, pero tengo a Adrián en meta y aguanto como puedo. Obviamente, sin sprint, por mucho que se haya empeñado en que lo hiciera.

Al final P20, 2ºV1, y primer v1 de Álava (aunque el chico del Dida no era V1) corriendo a 3.17″/ km el primer sector, con no demasiados watios (246w/266np) pero el pulso muy alto (166ppm) y más de 20 picos a más de 400w, 41 km/h de media con unos cuantos giros de 180º y 3.29″/km (muerto) en el último sector.

Ha sido mi mejor 5k, sólo por detrás del de Ermua en ¡2012! cuando salí un minuto más tarde que el resto de participantes. No sabemos muy bien qué tiene este circuito, pero había bastante gente en la misma situación.

Por comparar un poco, mi último duatlón sprint en Valtierra 2020 hice los 5k a 3’20/km, bici a 272w/304np/159ppm para terminar corriendo a 3’19/km.

Con esto finaliza la temporada 2023. Rara como casi siempre últimamente, con altibajos morales sobre todo en lo que se refiere a las ganas de competir, pero que como ha terminado bien, me anima a seguir para el año que viene. Físicamente me encuentro bien, sigo teniendo ganas de entrenar, de entrenar fuerte, que es lo que más me gusta y me apuntaré a lo que me apetezca y no me quite cosas que me importan más. Así de simple.

 

Triatlón de Getxo 2023. P20.

El triatlón de Ejea de los Caballeros me dejó un regustillo amargo que no terminaba de entender… Bueno, un poco sí. Exceso de expectativas que acaban derivando en frustración. Total, que para desquitarme, 4 días después me apunté a una carrera popular, casi sin querer. 5km a muerte en Azilu, un pueblo de la Llanada Alavesa que ni siquiera sabía dónde estaba exactamente. Sin entrar en demasiados detalles, quedé 4º, sufriendo como hacía mucho que no sufría, pero me lo pasé bien.


Pero nunca he llevado bien los excesos competitivos consecutivos, y cada vez lo hago menos, así que como era de esperar, cogí una gripe o similar que me tuvo una semana KO.
A partir de ahí, se me quitaron las ganas de ir a Lekeitio, Donosti y llegamos a julio donde apenas hay carreras. Así que intenté mantener un poco el nivel de los entrenamientos pero sin volverme loco.
Hasta que ya que nos íbamos a Conil de vacaciones en septiembre, vimos que el triatlón de Rota este año sí «nos cuadraba» y nos apuntamos para hacer «algo distinto». Aquí cometimos dos errores:

  1. No mirar en el Google Maps que Rota está a una hora en coche de Conil aunque en el mapa parece que está muy cerca.
  2. No mirar que había que ir la víspera a coger el dorsal.

Total, que tras 9 horas de coche el viernes, tuvimos que hacer otras 2 el sábado para coger el puñetero dorsal en una carrera con 300 participantes ¿? y el domingo, teníamos que hacer lo mismo para competir.

Desde el lunes había previsión de DANA el fin de semana… Y claro, tuvo que caer lo que no había caído en Cádiz durante meses en la noche previa a la carrera. Apenas dormí por el ruido de la lluvia y cuando nos levantamos a 6 para ir a Rota, seguía cayendo mucho y con tormenta eléctrica incluida. Así que decidimos (más por mí que por Susana) que no íbamos. Como no podría ser de otra forma, a las 8 dejó de llover, pero evidentemente ya era tarde.

Con bastante rabia por todo esto, aproveché la semana para llegar a 10 h con 4 días de correr (inaudito) y 4 días de bici. Nadar: 0. Las playas de Conil son muy bonitas para estar  pasear, pero para nadar no me atraen nada.
Y entonces fue cuando se me ocurrió lo de correr en Getxo. No soy de cambiar planes ni de improvisar, pero se acaba la temporada con una carrera y dos DNS, es un olímpico sin drafting, el único en Euskadi y las dos veces que lo he corrido (2016 y 2019), me ha ido bien. Vi que habían cambiado el recorrido, tras hablar con Pablo Docal y estudiarlo un poco en cronoescalada.com parecía que me iba mejor y la pregunta era ¿por qué no?
Esperé hasta el último día de inscripción para ver que no iba a haber ni mareas vivas ni huracanes ni DANAs, y me apunté sin más expectativa que volver a disfrutar compitiendo.

Los números no engañan y desde luego no estaba en mi mejor momento en ninguno de los tres deportes, pero por lo menos tampoco era para ir de paseo.
20×50 r15″ a 39
Zaldiaran 10′ a 310w y series entre 6 y 13′ a 260-270w a ciegas.
4x1k a 3’20 con 2’rec 

Para ver mi estado de forma, también me funciona muy bien Training Peaks, donde se ve que nadando es en lo que más he perdido en verano, en bici estaba un pelín peor pero corriendo más o menos estaba bien.

CTL -natación Training Peaks.

CTL -ciclismo Training Peaks.

CTL -carrera a pie Training Peaks.

Traducido a números: tenía 2-3″/100 menos, unos 10w menos y ritmo de carrera igual. Así que la idea era nadar como pudiera, intentar volver a sacar 250w en bici (lo mismo que en Ejea, donde creo que tenía más de lo que hice) y correr cerca de 3’40/km.

La semana previa transcurrió sin incidencias y algún test en el velódromo, donde descarté usar las medias de rule28 dentro de la estrategia de simplificar cosas. De esto hablaré otro día, pero no me mejoran aerodinámicamente y las que supuestamente son de mi talla me aprietan demasiado. En esa misma línea, también descarté usar mono con mangas para evitar cualquier cosa que pudiera hacer que saliera más atrás del agua todavía, Garmin incluido. También había hecho alguna prueba con esto en mayo y yo creo que pierdo entre 1 y 2″/100, que es menos de lo que gano en aerodinámica con él en 40 km.

Nos plantamos en Getxo a las 10:15 (nota para otros años: no seguir las señales de tráfico que indican «Getxo», que todos los años me pasa lo mismo), aparcamos en Leioa y veo que hay mucho más viento Sur de lo que se esperaba… Y yo con mi rueda delantera de 90. En estas situaciones siempre me viene Valencia 2012 a la cabeza, pero ni la Hed 90 es la Xentis TT, ni el viento era comparable. Miré un poco el mapa y vi que sólo entraría de costado en la bajada. Durante la semana hice un reconocimiento «virtual» del circuito con el Street View y me parecía recordar que la bajada está protegida.  De todas formas, no he traído otra rueda, así que tampoco hay que darle más vueltas.

Se nos echa el tiempo encima entre conversaciones y saludos y acabo haciendo todo casi corriendo. Cuando estoy yendo hacia la salida me doy con un dedo del pie en un soporte de hormigón donde colocan las vallas que delimitan el post-meta y me engancho el neopreno en unas bridas metálicas que sujetan estas vallas. Bien. Después de un par de juramentos compruebo que la uña sangra bastante pero el dedo no está roto y que el agujero del neopreno no es pasante.  Me voy al agua que ya no me da tiempo a calentar, aunque tampoco me importa no pasar ni un minuto extra en la ría. (Bilbao 2013: never forget)

Noto el agua bastante más fría de lo que esperaba y me coloco más o menos en el centro. Aunque la marea está subiendo (también lo había mirado), está claro que el viento sur empuja mucho más que la marea, así que nada de nadar pegado al muro. 

Se da la salida sin darme cuenta, pero no me pilla mal del todo y cojo un buen ritmo sin recibir golpes. Voy bastante cómodo pero no tan dormido como en Ejea, e intento no quedarme sólo, aunque creo que voy tirando un poco más de lo necesario. En el giro de la boya, veo que voy con Bizkarra. No está nadando bien este año, pero por lo menos tengo una referencia, estoy «en carrera» y sé que va a ir bien en la bici. En la vuelta hacia la playa nos da el sol de cara y no veo nada, así que dejo pasar, me coloco a pies y aunque en los últimos metros vamos 2 ó 3 en paralelo no me duermo. Un par de delfines (lo único que he hecho en la playa en vacaciones) y fuera. 

Susana me canta el 34… Yo creo que está igual de sorprendida que yo y se lo noto en el tono (parece que esta vez no hay reproches:). Salgo a 4 minutos de Rendo y Urkola, sólo 2 del grupo de Goitisolo que parece que se han desviado bastante y 1 minuto de Tejería.

Me cuesta encontrar la cremallera del neopreno (esta vez lo he puesto de forma un poco distinta tras hablar con Amberger en Instagram del tema (ahí queda eso)) y mientras corro por el bastante (demasiado) estrecho pasillo de boxes, me cruzo con Teje que viene corriendo en dirección contraria con la bici en la mano, de donde deduzco que se ha dejado el dorsal..

Cuando salgo ya no veo ni a Teje ni a Bizkarra, pero voy a lo mío. Salto bueno y a empezar a meter watios. Como esperaba, el viento pega bastante de cara, esto lo tengo bastante entrenado este año, así que cabeza abajo y a apretar, pero con cuidado en los badenes. Empieza la subida y hemos hecho un medio grupillo con Mikel Txopitea que venía de atrás, Mikel Labaka y Bernabé Angulo. Pasamos gente, pero también nos pasan subiendo Txomin Osoro y Unzueta a otro nivel.  Vuelvo a ir a 250w de media, subiendo no muy por encima de 300w, aprovechando a beber del bidón aero en estas subidas e intentando llanear a 270w, pero me encuentro con mejor sensación que en Ejea. La bajada la hago casi todo el tiempo acoplado, sin problemas, salvo alguna mala trazada en una rotonda (en las dos vueltas) y bastante rápido. Nota positiva: muy bien lo de haberlo visto en el Street View para entrar a las rotondas con más seguridad. 

Foto: @eduborrowsport

En los últimos kilómetros llanos, aprovechando el viento de culo, aflojo un poco para soltar piernas y empezar a pensar en los 10km que se van a hacer duros con el calor y el viento. 

Al final, 249w/262Np/159ppm. Contra los 248w/257np/155ppmn de Ejea,

Unos numerillos de potencia, que es lo que más gusta por aquí…

Por un lado, me salió lo que tenía visto los entrenamientos de los últimos meses:

 

Que como se ve en los datos de Strava para ver la diferencia contra los primeros (que subieron los archivos rápido), pues están muuuy lejos…

También es evidente que en los últimos años, he mejorado la aerodinámica pero he bajado vatios.

 

No creo que por cambios en la aerodinámica, sino porque he entrenado menos y soy más viejo… Para muestra el tramo de subida «Loiu-Akarlanda»:

pero sinceramente, creo que puedo volver a acercarme a los 270w en una hora, que son 3 s/km, que son 2 minutos en la bici… Y tampoco es que me solucione demasiado en esa clasificación de Strava. 🙂

Bueno vuelvo a la carrera:

Como viene siendo habitual últimamente, (en las dos carreras que he hecho con las Metaspeed) no me pongo calcetines (ni los he dejado preparados), aunque llevo un dedo ya ensangrentado de la zapatilla de la bici (esto no me había pasado nunca, pero creo que llevaba bastante arena).

Salgo con sensaciones «normales». Ni buenas ni malas. Ya me había dado cuenta en la salida de que se me había olvidado dejar el Garmin en las zapatillas, así que no tengo ni idea del ritmo al que voy, pero tampoco me importa mucho. Otra cosa no, pero conozco mi cuerpo perfectamente y sé dónde tengo mi límite corriendo así que pongo ese ritmo al borde del «pete», pero sin rebasarlo y a esperar a que pasen los kilómetros. Por otro lado, hace mucho calor, y en este caso creo que hasta me puede venir bien no ver el ritmo, porque seguro que es más lento de lo habitual y aunque soy consciente de ello, a veces ver ritmo lentos es hasta peor para la cabeza. Llevo en la mano un gel que sé que casi seguro no me voy a poder tomar, pero en la primera vuelta lo uso para intentar bracear bien. Lo importante (estamos a 30ºC) es coger agua cuanto antes en el avituallamento para echármela por encima cuanto antes (no hace falta un sensor de temperatura para esto;). 

En esta carrera siempre me cuesta mucho empezar a pasar gente, pero sí voy viendo que poco a poco voy acercándome a casi todos los que tengo por delante menos a Teje que no cede ni un pelo. Cuando nos cruzamos voy contando puestos de la general e intentado adivinar quién puede ser veterano. Cuando vas al límite es importante tener la cabeza motivada. La segunda vuelta, con más gente en el circuito siempre se me suele dar mejor y en los últimos 3km ya sí empiezo a recoger gente e intento no fallar, aunque la recta de la playa se hace igual de dura que el resto de años. Al final,  con 36’46»parece que corro a 3´40/km (he visto en algunos Stravas que estaba perfectamente medido), con el parcial 11 en total que creo que está bastante bien, aunque lejos del 3’32/km de 2016, como era de esperar por los motivos ya mencionados.

Susana me canta el puesto 20, que es el que yo creía que llevaba, miro unas cuantas veces hacia atrás para confirmar que no pierdo el top20 y la última recta, de nuevo con viento de cara, me la tomo con calma para disfrutar un poco de la sensación de cruzar una meta contento.

Salvo en la natación, que no tengo ni idea del ritmo al que nadé (y tampoco importa porque la corriente era a favor), los números son muy parecidos a los de Ejea, por la sensación es complemente diferente. ¿Por qué? Pues probablemente porque llegaba sin ninguna expectativa clara más allá de nadar con dignidad, disfrutar de la cabra y correr decente. Y al final, todo eso se cumplió.

Si tenemos en cuenta que había nada menos que 9 Peñotas y viendo la gente que tengo por delante, creo que hasta fui competitivo. Por otro lado, como Axel Beci (que iba camuflado en un mono con otro nombre y yo ni sabía que era V1) está federado en Madrid, quedé subcampeón de Euskadi de triatlón olímpico sin drafting detrás del intratable Tejería. Y sí, evidentemente faltaba gente, pero mira… a la gente le parecerá una chorrada (y la verdad es que a estas alturas me da bastante igual), pero hay que estar y me hace una ilusión tremenda. Así conseguí mi primera medalla en un campeonato de Euskadi de lo que sea:

Un podio al lado de una leyenda del triatlón vasco 🙂

Y la foto con el Puente Colgante y mi cabra con mis aerobars y mis Laminar Cover para terminar una mañana bonita y que me da mucho ánimo para seguir: