Llegamos a Mendizabala tarde a pesar de que teníamos tiempo de sobra. Me noto bastante nervioso. Más de lo habitual, quiero decir. Como diría Mikel, espitoso. En el coche he visto 10ºC, así que decido correr con interior de tirantes en lugar de larga, a pesar de que cuando nos pegue el aire, sentiremos escalofríos.
Me pongo en la salida en primera fila, en el sitio que me había «guardado» Iván Gil, pero luego colocan delante a los federados, así que otra vez, 8ª fila. Aupa ahí. Miro alrededor, y veo muchas caras conocidas, como siempre y empiezo a preguntar a ver si alguien tiene claro a cuánto van a ir… Todos andamos igual de «dudosos», o al menos eso parece.
Dan la salida sin avisar, otra vez que me quedo atrás, un par de juramentos y empiezo a hacerme hueco con bastante menos elegancia de la habitual, pero mucha más eficacia. Llega la rotonda, y como siempre, por la izquierda. Empiezo a ver gente que ha andado conmigo en las últimas carreras, así que ya me tranquilizo un poco. Me noto muy ligerito, fluido, bien.
En la avenida se hacen ya los grupos. Estoy en el tercero, detrás de los buenos y otro que se nos ha marchado un poco. Me pongo en cabeza al pasar por debajo del puente de Castilla para intentar seleccionar un poco el grupo y no dormirnos, por qué no decirlo, envalentonado por un montón de gente que me anima.
Vamos, que me vengo arriba y me voy casi sin querer!!
Al acabar el callejeo por Ariznavarra, me vuelven a coger, pero sigo yendo a buen ritmo. Aquí alguien no está yendo constante. O yo o los que van a mi lado… No sé si por el viento o por qué, pero es una sensación que he tenido durante toda la carrera.
Llegamos a la calle los Herrán, donde tampoco sé muy bien por qué, siempre se deshacen los grupos y otra vez que se me marchan 4 del mío.
Por más que lo intento, veo como centímetro a centímetro se me marchan sin remedio. mientras mi madre me grita desde la acera que adelante al grupo… claro, claro. Así que o viene alguien por detrás, o cuando salga a la antigua circunvalación, me voy a chupar todo el viento yo solito. Paso por el 10km en Zaramaga en 35:07. Una barbaridad… pero también un poco lo previsto si las cosas iban bien. Ya 23 segundos más rápido que el año pasado. Entonces pienso que el sub1.15 (deformación triatlética) es posible si no se me hace la carrera tan larga como siempre. Además, las sensaciones son bastante mejores que el año pasado, por lo que tampoco me parece demasiado descabellado.
Al llegar a la calle Madrid me pasa Zubia. Muy fuerte, o yo muy flojo, porque me pasan otros dos. Momento de reaccionar. Éste es el grupo. Como los deje marchar, adiós carrera. Me pongo a rebufo, y me mantengo ahí durante toda la parte dura de la carrera.
De todas formas, el viento es lateral, no de frente, y nos damos cuenta cuando llegamos a San Ignacio y giramos a la derecha. Esa zona, que normalmente es bastante rápida, se hace muy dura, y la subidita por detrás de Mendizabala, que sí que es perra, se convierte en un infierno. Pero ya hemos pasado lo peor. Cojo un botellín de agua, le doy un traguito y paso delante. Aprovechando que ahora pega el viento de culo, el terreno es favorable y me vuelvo a venir arriba con los ánimos de la gente, vuelvo a tirar. Sólo quedan 5km y creo que soy capaz de hacerlo a un ritmo más rápido de lo que hemos hecho, que bien sea por el viento o por la pendiente, se nos ha caído. No miro el tiempo total que llevamos en el GPS, pero las cuentas que voy haciendo con la cabeza me dicen que el 1.14 se me va.
Vamos cogiendo alguna unidad del grupo de delante, y sigo fuerte, pero al llegar a San Cristóbal, noto algo de flato… Mierda. Sólo quedan 2 km y se me puede ir todo al carajo, así que levanto un pelín el pie, que es mejor perder 10-15 segundos que 5 minutos. Entonces me pasa Julen Basterretxea. Mi bestia negra de este año, con el que voy a acabar teniendo pesadillas como en todas las carreras me pase al final. Pero no hay nada que hacer, va mucho más fuerte que yo. Al llegar a la Senda, parece que ya se me ha pasado el problemilla del flato, así que ahora sí que aprieto todo lo que puedo. El Paseo de Cervantes se me hace más largo que nunca y ahora sí que me noto ahogado.
Al pasar por la contrameta me parece ver 1.13, pero me queda mucho hasta cruzarla. Así es, 1.15.10 cuando llego a la última recta. Aprieto todo lo que puedo y al final 1.15.46, en el puesto 26.
En la comparación con el año pasado (cómo me gusta esta función del Sporttracks), no hay demasiado que comentar. En general, toda la carrera más rápido que el año pasado, menos en el kilómetro 13 con el viento, y kilómetro final, en el que ya no daba más de mi (cosa que me reconforta, la verdad).
Contento, aunque me he quedado con la sensación de que tenía el 1.14 en la mano y que no sé si voy a verme en otra de éstas, pero el día estaba complicado por el viento, 46 segundos son muchos, y como me dice mi amigo Borja, soy triatleta, y éste no es mi objetivo, ni sinceramente lo había preparado en condiciones. A todo no llego. El entrenamiento cruzado me funciona, pero con 50km al mes no creo que se pueda pedir más en esta distancia.
Así que me quedo con la satisfacción de que sigo mejorando, de que estoy en tiempos que nunca había pensado que podría conseguir y que me lo he pasado pero que muy bien corriendo en mi ciudad.
Los objetivos importantes están por llegar. Seguimos!