Después del desastre del desastre de carrera que me salió en Ondarroa, volvía a Lekeitio cuatro años después de mi última participación en este clásico, con la idea de resarcirme, hacer una natación acorde a lo que estaba haciendo en la piscina (con un 20×100 c1’35 <=1’20 en el gimnasio Fisico de Majadahonda el martes en mi primera semana de destierro en el infierno de Getafe) , ver lo que era capaz de hacer con mi propia bici y correr. Pero en una carrera en distancia sprint, lo puedes perder todo en la salida, y eso es exactamente lo que pasó. Esta vez me propuse coger pies desde el principio y me coloqué detrás de Ciro y cerca de Asier Astigarraga, al lado de derecho haciendo caso a Guz, alejado de todo el follón que se colocó a la izquierda.
Se dio la salida, Ciro se tropezó sin caerse del todo, pero no consigo esquivarle del todo, y para cuando llego al agua estoy en cuarta o quinta fila. No consigo progresar por ningún sitio, y para cuando llego a la boya veo que tengo otra vez unos 50 tíos por delante. Ni siquiera a la vuelta soy capaz de forzar más y veo cómo me adelanta por mi derecha el veterano Altuna. Este sí que sabe competir en el agua… Total, puesto 66º. Como referencia que usaré en los próximos análisis de este año: a 2’10» de Ciro, mientras que en Ondarroa salí a 3’30», en la mitad de distancia. Adiós carrera.
Para terminar de liarla, en la transición me equivoco de pasillo, pierdo unos segundos más y salgo. A estas alturas del verano ya no recuerdo demasiado de la carrera. Sólo que hice la primera subida mano a mano con Jose Ramón Salvatierra tirando del grupo, fuerte, pero relativamente cómodo (9 minutos a 334w/168 ppm) , bajo bien, por primera vez en todos los años que he participado no me quedo en el giro de 180º y hago bastante bien la segunda subida (4’27» a 374 y 171 intentando soltar lastre), para quedarme a cola del grupo en la vuelta a Lekeitio para intentar guardar piernas para la carrera a pie.
Como comparación con 2012, las primeras subidas entonces fueron a 316 y 353 w medidos con un powertap g3 (que equivaldrían a 338w y 377con los P1). Al final, 274 wm, 309 np y 164 ppm. (casi los mismos números que en Ondarroa, donde era distancia olímpica).
Esto hizo que pudiera bajarme a correr bastante más fresco que en Ondarroa. La carrera a pie de este triatlón no tiene mucha historia: «subir» a muerte al faro, sabiendo que la vuelta es más fácil pero hay que guardar un poco.
Pude correr a 3:26 de media, hacer el parcial 9º, terminando bastante fuerte para remontar algunos puestos para al final hacer el puesto 20 y salvar algo los muebles….
Otra decepción, una más en distancia sprint. Así que decidí, si tenía alguna duda, que no correría más hasta el triatlón de Vitoria, al que le iba a dedicar dos semanas de preparación muy específica y una descanso-puesta a punto.