Miami Platja 5k

Como ya conté en la última entrada, la pandemia, las restricciones, mi segunda pubalgia, han hecho que me plantee las cosas de otra manera. Para muestra, lo que ha pasado este fin de semana.
Venía a Cambrils a pasar la Semana Santa con Susana con bicis, para por fin andar algo por esta zona en la que hemos estado últimamente pero nunca con bicis.
La semana pasada estuve viendo a Susana en la Carrera de los Paseos de Vitoria, una de mis carreras favoritas, pero que este año ni se me había pasado por la cabeza correr porque este es el volumen de entrenamiento que llevo a pie:

y como consecuencia (también de la nula intensidad de los entrenamientos por problemas musculares propios de la inactividad), cómo ha ido cayendo mi estado de forma de carrera a pie, desde mi última carrera (diciembre 2019), según Training Peaks.

El caso es que Susana se buscó otra carrera en Cambrils. En concreto, un mix de estos que se llevan ahora de 5k-10k-21k en Miami Platja. No me suelen gustar este tipo de carreras, sobre todo si voy en la distancia larga, pero en esto caso me venía bastante bien y me apunté también al 5k.

Llegamos a Cambrils el viernes, cogimos la bici y nos fuimos a Miami Platja por la N340 para ir situándonos en la zona. Bochornazo importante, con mucho viento y 30 grados (al más puro estilo Zuia 2021). Vemos un poco el sitio y que el último kilómetro es una recta cuesta arriba y probablemente con el viento de cara.

Ya de vuelta en el hotel, intento no ponerme como las abutardas en el buffet de la cena, cojo algo de jamón para desayunar el sábado, paseo y a dormir.

Por la mañana, llegamos un poco justos de tiempo al polideportivo. Estamos muy perezosos y el calentamiento es más que justito, sobre todo, teniendo en cuenta que la salida va a a ser de 2 km cuesta abajo… Me coloco en primera línea en la salida. Miro los dorsales para ver quién va en cada carrera y ya tengo los fichajes hechos. Entre «plantas» y lo que he visto calentando, lo tengo bastante claro.

Se da la salida y enseguida se forma el primer grupo. Me pongo a cola a verlas venir… Y lo que veo es lo que me esperaba… primer kilómetro a 3’02… Segundo kilómetro, 3’07 haciendo ya la goma con el grupo del que va cayendo gente poco a poco. Llegando ya a la playa donde por fin se corre en llano pero con el viento de cara, definitivamente me descuelgo. Empiezo a 3’25, pero entonces me pasa un chico del Donostiarrak (10k) bastante fácil. Intento seguirle pero se me va y acabo cayendo a 3’30-35.. Y todavía me queda la subida. Para la salida de la playa hay un rampón muy serio que si no llega a ser porque es el cruce donde nos quedamos solos los de 5 km y veo que voy cuarto, lo hubiera subido andando. Subo intentando no petar y acercándome al tercero. Sabiendo que el sprint no es mi fuerte, en cuanto llego a él doy el último cambio que sé que me queda. Le paso y «sólo» me queda aguantar en la agonía de las 183 ppm (y al final se convirtieron en 186 ppm) que no veía desde hace muchos años durante 3 minutos más intentando no mirar atrás, bracear sin perder la compostura y cruzar la meta como puedo.

Miami 5k en Strava

Conclusión: 3º y más contento que un perro con dos colas. Primero, porque he vuelto a pisar un podio y segundo y más importante, porque he corrido muchísimo más rápido de lo que me esperaba, con una media de 3’22, que está lejos de 3’16 que tengo, pero que dadas las circunstancias me hacen ver el verano con otra ilusión.

Para los frikies de las zapatillas, veréis en la foto que corrí con ZoomFly Flyknit. Son las que uso últimamente para entrenar junto con las Hyperion Tempo. Tienen unos 500 km. De cuando me dio por comprar zapatillas de forma casi compulsiva (pero qué bien hice, visto lo visto) tengo todavía en la recámara las Asics Metaspeed, las Vaporfly 4% y otras ZoomFly Flyknit esperando para mejor ocasión.