Cpto España Triatlón Cross Castro Urdiales. GGEE. 8º 35-39

Desde que en octubre de 2013 me comprara la Giant XTC 2 de 29, tenía en la cabeza hacer un triatlón Cross. El hecho de que la bici de montaña nunca ha sido lo mío y que las pocas carreras que hay son en plena temporada de triatlón “de carretera” ha hecho dilatar bastante mi debut en esta modalidad.

Este año anunciaron un triatlón cross en Castro Urdiales el 12 de octubre. Tarde, pero fuera de la temporada, con lo que podía prepararlo un poco en condiciones. Que fuera Campeonato de España me daba un poco igual.

Así que 4 semanas antes, fui con Javi Pérez y Alberto González a ver el circuito. Tampoco era plan de hacer el ridículo en carrera, así que quería comprobar si era capaz de completar el circuito sin demasiados problemas. Para nuestra sorpresa, el circuito resultó muy duro, pero sobre todo muy técnico en la subida. Había tres rampas en las que impepinablemente me iba a tener que bajar. Todavía me sorprendió más ver que un tío como Javi, que anda un huevo en BTT, le pasara lo mismo.. así que ya veía que el tema iba a ser complicado para la gente de GGEE, que no es que esté precisamente acostumbrada a este tipo de circuitos. Para mi alegría y tranquilidad, la bajada era bastante menos técnica. Con piedras por todos lados de las que parece que te van a partir el cuadro, pero se podía hacer perfectamente montado, y algunas zonas, muy rápido.

Así que decidí que sí que corría a falta de ver cómo terminaba el duatlón de Valtierra. Como ya he contado fue un auténtico desastre por mi retirada, y según llegué a casa me apunté al triatlón, po  lo que a la vuelta a Vitoria seguí con mi intensivo de BTT, que ya había empezado 4 semanas antes, y que estaba dando buenos resultados por lo que iba viendo en Strava de mi evolución en las bajadas, Urbina, Senda de los Caballos, San Juan en el Aldayeta, etc, aunque todavía  a la mitad de velocidad que los zumbados poseedores de los KOM alaveses.

El tema en Castro Urdiales empezó a torcerse cuando se cumplieron las previsiones de lluvia. Bueno, no. Se cumplió que llovía, pero nadie había avisado el diluvio que cayó y que inundó algunas zonas del pueblo. Cuando hicimos el circuito chispeaba y ya estaba complicada la subida. En mojado, no sé los Élite, pero de los GGEE no iba a subir ni uno montado. Eso en un circuito con una sola trazada y 7 km por vuelta, con 250 participantes iba a ser un paseo de 2 km empujando la bici por el barro. Personalmente, yo pasaba de participar en eso, así que le propuse a Javi ir a comernos unas rabas al polideportivo. La salida de élite estaba aplazada hasta las 12 cuando entonces darían información. Entonces se decidió hacer un 500-8-3 eliminando la parte del bosque de la bici.

Bueno, algo es algo. El cambio tampoco me iba mal del todo, aunque prácticamente no había nadado este mes porque la natación no iba a ser decisiva con una bici de 1h20 por el monte,  llevaba  las ruedas con 2 bar justitos de presión en las ruedas, y con el barrizal que tenía que haber iba a correr con las Cascadia que había llevado de churro porque el grip de mis viejas T7 auguraba un par de patinazos, mínimo.

Así  que neopreno y a calentar. Para terminar de poner trabas, empezó a levantarse el mar, y había un meneo muy serio, que cada vez que pasabas una ola te metías un buena castañazo en la caída por el otro lado.

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Pero todo motivado de repente (¿gel de cafeína de 226ers?), me pongo en primera fila, hay un amago de salida nula, pero ya escarmentado con varias carreras en Cantabria este año, no paro y llego el tercero al agua aunque la entrada no es la más rápida de mi vida y enseguida empieza a pasarme gente.

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Antes de llegar a la boya, en una de las que estoy en una cresta de ola, veo que tengo un huevo de gorros verdes por delante. Me hundo un poco, pero me centro en intentar nadar bien, que estoy nadando como el puto culo, estirar la brazada y aprovechar la corriente y las olas que ahora sí van a ser a favor. Al salir del agua creo que estoy en el segundo grupo.

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Voy a por la bici, me pongo los guantes, las zapatillas de la mtb con media cinta de las tres que tiene y la lengüeta torcida, y arranco. Ya sé lo que toca. 2 km a muerte, bajar, y repetir. Tengo la sensación de ir subiendo con un tractor. La bici pesa un huevo, al final no nos hemos atrevido a meter más de los 2 bar que llevábamos para la zona de piedras y me noto la bici pequeña. Al llegar arriba, intento respirar un poco, pero me pasan dos y tiro para cogerles. También llega Javi por detrás, y ahora sí que me pongo a rueda. La bajada no es difícil, pero es bastante locura, con tanta gente, cada uno por una trazada distinta. No me descuelgo apenas y comenzamos la segunda vuelta.

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Me quedo cortado porque el chico de delante se descuelga de Javi, y hago toda la segunda vuelta a unos 10 metros de ellos sin poder terminar de enganchar, ni en la zona de asfalto por no tirar a una chica de élite que no me deja sitio para adelantarla (tampoco hago demasiado por hacerlo…)

Me bajo, me pongo las Cascadia con las que he corrido una vez por el monte en tres años  y salgo bastante fuerte. Son sólo 3 km así que no guardo nada. Voy pasando bastante gente pero todavía hay muchos por delante, y en el giro ya levanto un poco el pie. Las zapatillas empiezan a pesarme bastante y voy bastante asfixiado.

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Al final, 8º de mi grupo de edad. Bueno, ha sido divertido, pero no era lo que esperaba. Aun así, contento porque me he defendido bien con la bici de montaña, aunque me hubiera gustado probarme en alguna situación un poco más exigente. Este invierno le seguiremos dando caña con la gente del Vibike, que seguro que me enseñan mucho, muchísimo.

Crónica del Duatlón de Valtierra.

Hay gente a la que le motiva correr en Roth, otros en Kona, otros en Frankfurt, Calella, otros en Zarautz, Bilbao.. Cada uno tiene sus gustos y no voy a entrar a valorarlos. Este es mi blog y salvo excepciones muy contadas, hablo de mí y de mis cosas, que para eso es mío. El caso es que a mí, lo que me motiva de verdad es correr en casa: donde he crecido, donde paso muchas horas, donde he “sufrido” entrenando (entre comillas porque a machacarse entrenando no le puedo llamar sufrir porque es lo que más me gusta) y delante de mi familia y de gente a la que conozco. Por eso, las dos carreras más importantes para mí son el Half de Vitoria y el Duatlón de Valtierra. Así que aunque el Duatlón de Valtierra me queda un poco a contra pie siempre, al final de la temporada de triatlón, me he inscrito en las tres ediciones en las que se ha celebrado.
La primera vez llegué como un tiro tras intentar enmendar en verano una de mis peores temporadas en cuanto a resultados y conseguí quedar segundo, sólo detrás de un Ibai Alba, que ese año anda muchísimo, sobre todo a pie. El segundo año, me puse enfermo justo la víspera, corrí como pude acabando sexto tras un esfuerzo que me dejó 15 días hecho polvo. Este año llegaba muy bien, como me demostré a mi mismo con el tercer puesto en el triatlón de Zuera y con muchísima ilusión de poder estar arriba.
La carrera se presentaba muy bonita, con bastante gente que andaba mucho corriendo: Iñigo Arregi y Santi San Miguel del Erreka, Iñigo Sevillano y Angel Castillejo del Arenas, Iñaki Martinez Jarauta, y los vizcaínos Lucena y Velasco.
A pesar del segundo parcial en Zuera corriendo no sabía si iba ser capaz de aguantar corriendo a 3:15, 3:20 que iba a ser el ritmo previsto de carrera a pie. De hecho hice unas series de 500 m en Salburua donde no fui capaz de bajar de 3:30. (No sé si a alguien más de los de Vitoria les pasa, pero no soy capaz de ir rápido en este parque… (A Royle ya sé que no…)pero bueno, en carrera siempre empujo más). Así que la táctica iba a ser diferente a la habitual: tenía que aguantar corriendo en el primer grupo y luego ser capaz de atacar para eliminar a gente del grupo.

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Después de un calentamiento largo por el retraso debido a la ausencia de la ambulancia, me coloqué tranquilamente en segunda línea y se dio la salida.

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Como es habitual en estos casos, en los 300 primeros metros creo que andaba por el puesto 25-30. De verdad que no termino de entender por qué la gente sale tan rápido al principio en los duatlones para luego perder fuelle. Si vas a una carrera popular y sales a ese ritmo en cualquier sitio, por mucho federado que haya (gente que sabe correr), te distancias del grupo más de 20 metros… En fin. No perdí los nervios y fui remontando poco a poco hasta colocarme entre los 5 primeros en el primer kilómetro. Iñaki Martínez iba marcando el ritmo, con Sevillano cerca y luego todos los demás. Primer kilómetro en 3:12 y vamos unos 12. pues nada, a seguir así. Poco a vamos quedando menos. La sensación que llevo es buena, controlando bastante el grupo.

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De los que vamos ahí, creo que Martinez, Sevillano, Lucena y Velasco y yo todavía tenemos un punto más. Sorprendentemente, a los del Erreka se les ve más flojos. Acabamos la segunda vuelta unos 6-7, entrando yo el penúltimo en la transición.

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La hago con calma, pero haciendo las cosas bien: las gafas ya en el casco, me quito las zpatillas con los pies mientras me lo abrocho, y salgo segundo, justo detrás del Sevillano. Salto de la rana sin arriesgar y a pedalear sin mirar atrás. Llega mi primo Guzmán por detrás, y justo antes de la variante también Lucena. Sólo 4 y menos corredores de lo que me esperaba. Quito el plato, Lucena hace lo mismo y al empezar el repecho algo le pasa en el cambio y se queda. Total que nos hemos quedado tres con el resto a bastante distancia ya. Guzmán parece que va más fuerte en bici, pero no como para descolgarnos y creo que en un mano a mano corriendo, tengo opciones de ganar. Así que a intentar guardar fuerzas en la bici pero intentarndo colaborar para que no se pare el tema y lleguen por detrás.

Voy un poco ahogado, pero paso los dos repechos sin descolgarme. Afrontamos la bajada. Paso el último por las piedras que unen la variante con la carretera general frenando algo menos, me como el giro de 180º como todos los años, y arranco de nuevo para volver a enganchar… Hasta que noto la rueda trasera floja, cada vez más… y sí, he pinchado. A tomar por culo todo. Sorprendentemente, ni juro, ni grito, ni tengo ninguna de esas reacciones que solemos tener en estos casos: una oportunidad única para cerrar la temporada ganando, que se ha truncado por un pinchazo… Sin más. me bajo de la bici, miro la rueda, y empiezo a andar poco a poco hasta el centro del pueblo. 1,5 km andando descalzo dando explicaciones a todos los vecinos que me preguntan qué me ha pasado y viendo pasar a todos los participantes. Sigo mi peregrinar poco a poco, pero cuando llego a la altura de casa de mi tía María Jesús y ya veo el paso por el centro del pueblo repleto de gente, me imagino cómo tenía que haber sido pasar por ahí en cabeza, bien rápido, la transición, salir a tope… Y puede que entrar el primero en meta.. y ya me sale toda la rabia que se ha ido gestando por el camino. Me siento en el suelo, y cuando llegan mis padres, Patricia, Adrián, mis primos, no puedo aguantar más y rompo a llorar. Habrá gente que piense que vaya chorrada, que sólo es una carrera, etc. Bueno, para mí, todo esto es más que un deporte. Es una pasión, es una historia de superación personal, de lucha contra un montón de obstáculos físicos, temporales, personales, en el que cada carrera es una oportunidad de conseguir algo, ya sea ganar en absoluto, en mi grupo, o mejorar, progresar. Lo que sea. Y cuando se trastoca de esta manera, pues duele. Duele mucho. El que lo entienda, bien, y el que no, pues también. Yo voy a seguir peleando por conseguirlo. Lo que sea.

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