Challenge Vitoria 2013. DNF. La crónica que nunca quise escribir.

En Vitoria éramos unos cuántos los que teníamos esta carrera entre ceja y ceja después del Mundial de 2012 que tan buen recuerdo nos dejó a todos. Como ya he escrito últimamente, no llegaba muy seguro de cómo estaba. Era un mar de dudas,  a pesar de que el último mes había entrenado mucho. No sé si bien, pero por lo menos mucho. En bici no acaba de ir fino, los números seguían sin salir, pero por lo menos metí buen volumen.

También dije que en las dos últimas semanas no estaba recuperando tan bien como en las 4 anteriores y los últimos 4 días antes del domingo, me encontraba realmente cansado y con unas ojeras que no terminaban de marcharse y que no suelen ser buen síntoma. Para terminar de arreglarlo, no sé muy bien por qué, no creo que fueran los nervios, el sábado pasé 5 veces por el baño.

El domingo, día de la carrera, me levanté mejor. Sin demasiados nervios, pero creo que sin ser consciente, tampoco sé por qué, de lo que me venía por delante. Esta sensación ya la había comentado con mis amigos los días anteriores. El hecho de correr en casa, evidentemente es una ventaja, pero no acababa de hacerme a la idea de que era un ironman a lo que me enfrentaba.

Preparé la bici y me fui enseguida a calentar al agua. Me encontraba bien, con ganas de volver a nadar bien y de hacer una carrera agresiva dentro de lo que un Ironman puede permitir.

Nos ponen la musiquita épica, y me empiezan a salir las lágrimas… por fin ha llegado el momento, tras charlar un ratito con Guz que estaba estratégicamente colocado para quitarnos los nervios con su verborrea, me pongo en la esquina izquierda, para evitar las algas. Busco a Patri pero no la veo. Sólo espero que no se pierda la salida por llevar la dichosa bomba al coche.. Se da la salida por sorpresa y arranco como un loco. Primero en el agua de mi zona con bastante diferencia. Braceo fuerte sin volverme loco. Por la derecha van algo más rápido, pero aguanto hasta pasar las algas para tirarme hacia ellos y “que me lleven” como me ha dicho Guz.

Se han ido 3 ó 4 por delante, y nos quedamos un grupo perseguidor bastante amplio. Me coloco en el medio, pero enseguida veo que puedo subir algunas posiciones sin demasiado esfuerzo, así que voy remontando por la izquierda, hasta que llego a la boya del 1400 el tercero o cuarto del grupo. En el giro, me meto agua en el neopreno para refrigerar, localizo la boya, veo que hay brazos por delante y que la referencia de la isla de los conejos está clara, así que  en cuanto veo que los que tiran de mi grupo se desvían un poco, no lo dudo y me pongo a tirar. Me encuentro realmente cómodo, así que no me preocupo demasiado de si me estoy desgastando por tirar o no. Sólo de llevar bien la respiración y no perder el rumbo.

Seguimos así hasta que en la última boya, que realmente son dos, hay que enfilar ya hacia la salida, pero están muy muy lejos de la orilla y estoy notando que se está levantando bastante oleaje por el viento y la corriente nos va a alejar de la orilla, por lo que hay que corregir bastante el rumbo.

Veo mucha gente en la transición. Aguanto hasta tocar las piedras con la mano y me pongo de pie. Nada de mareos y el primero del grupito, que siempre mola.

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Oigo mi nombre desde un montón de sitios, pero sólo me preocupo de buscar mi bolsa, ponerme los calcetines bien, las zapatillas de ciclismo y salir muy rápido hacia mi bici. Con la hierba se corre muy bien con las calas y me sorprendo de lo rápido que voy. Transición normal y a dar pedales. Objetivo: 190-200w y 140 ppm. Así 180 km y tres vueltas a un circuito al que nadie le ha dado más vueltas que yo (y si no, que me lo demuestre aquíJ)

Borja ya me dijo que el sábado andaba mucho viento sur por Salvatierra y Guz también me ha avisado de que a las 7:30 ya soplaba. Así que desde el primer momento, me quito de la cabeza el 9:30 que tenía como objetivo (un saludo a todos los que no me creyeron cuando dije que esto no era Calella) y sólo pienso en hacer un buen puesto.

Pero en cuanto doy cuatro pedaladas y me acoplo, veo que algo no va bien. Me duelen muchísimo los cuádriceps y acabamos de empezar. Pienso que igual es que al cambiar de Powertap en la última semana los watios son diferentes a los que he estado moviendo todo el año porque el anterior estaba algo descalibrado… pero el pulso también está en su sitio. Lo que no funcionan son las piernas. La clave de un ironman es bajarse a correr fresco y llevo las piernas reventadas en el km10. Desde luego, así no iba en Calella hace dos años. Bueno, hay que seguir. Me centro en seguir el plan: mantener los watios siempre que no se me dispare el pulso, ir acoplado, tomar un gel en cada avituallamiento con agua y refrescarme las piernas con agua para aliviar el dolor.

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En el primer paso por Zurbano ya me ha pasado gente de mi grupo, nos hacemos un pequeño pelotón que convierte el paso por el avituallamiento en un pequeño caos y cojo mi bidón de Energy congelado que tenía que coger dentro de 60 km, pero ya que me lo puso Nai en bandeja, lo cogí por si acaso. Ahí empecé a ver que no iba a poder terminar.

Y así durante 120 km más. Cada vez con más viento y cada vez más dolor. Sólo desde Vitoria a Arroiabe el viento era favorable. Hasta Gordoa cruzado y luego ya de cara. Infernal. Poniendo el plato pequeño tras la bajada de Ilarraza… En todo el año no ha hecho un viento sur así y tiene que soplar el día que peor me encuentro de piernas. En el último paso por Salvatierra empiezo a notar un sospechoso dolor en la parte interior de la rodilla. No sé si con las prisas de la transición no me he apretado bien la BOA de las zapatillas y no he llevado el pie en su sitio, pero ese dolor tampoco lo he tenido en todo el año. ¿Algo más que me pueda pasar? Claro! El dolor de tripa. También empiezo a notar la tripa hinchada. Cada vez me entra peor todo, y cojo un trozo de plátano para meter algo más natural al cuerpo. Los geles ya no me entran y el Energy lo tengo que tomar en sorbitos pequeños. Visto el panorama, decido levantar el pie. Es la única posibilidad que tengo de acabar. Ya veo que voy a pasar de 5h20..así que con las piernas que llevo no bajo ni de 10 horas.. Pero hay que terminar. Está siendo un día muy duro y creo la gente lo va a pagar corriendo.

Llevo tiempo pensando si cambiarme de ropa o no para correr. Pero decido hacerlo porque llevo ya rozaduras en los muslos y hay que asegurar, aunque la verdad es que con mono corro muy bien. Así que llega la transición, entrando a Vitoria por las rotondas por las que paso cada día que vuelvo a casa de entrenar, pero castigadísimo. Sin querer aprieto en Olaguibel ante los gritos de la gente. Quería soltarme antes las zapatillas, pero prefiero animarme un poco antes que ganar 5 segundos.

Me cambio de ropa completamente en la carpa y salgo a correr. Veo a Patri, a mis padres, un montón de gente, pero no voy bien de piernas y en cuanto doy 5 zancadas soy consciente del barrizal que tengo montado en el estómago.

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Al principio pienso que es flato, pero va a más. Es toda la tripa y el dolor es insoportable en cada paso. No sé cómo apretarme la tripa para que me moleste menos. Eneko, Pedro, Aitor, gente con muchísima experiencia que me dice que esto es muy largo y que se terminará pasando. Me meto al autobúswc, pero no sale nada. Sólo eructo una y otra vez. Me paro donde Pedro y le digo que a ver qué hago. Me dice que haga unos ejercicios de respiración, pero no consigo más que sentir que me asfixio. Mucho triatletas me animan al adelantarme (voy andando mucho tiempo). Todos me dicen lo mismo. Que poco a poco.

Al acercarme al centro lo vuelvo a intentar. La gente se da cuenta de lo que estoy sufriendo y me anima más. Me emociono, siento una rabia terrible, y sigo corriendo mientras rompo a llorar. Vaya numerito. Jorge García me pregunta si estoy bien. Le digo que sí. Mentira cochina (tampoco es tonto, voy corriendo encorvado) pero no quiero que me paren. Parece que se me va pasando poco a poco, vuelvo a adelantar algunos puestos y parece que la cosa puede mejorar. Sólo quiero llegar al km 20, con la esperanza de que la gente que me ha pasado en bici (creo/espero que en muchos casos por encima de sus posibilidades) empiece a flojear, pero no llego.

Al llegar al Estadio me empieza a molestar mucho más la rodilla y definitivamente me hundo y me vuelvo a parar. Tendría que tomarme un gel para coger algo de energía porque empiezo a notarme vacío, pero es imposible seguir así. Me quedan 27km, que al ritmo que llevo van a ser más de 2 horas y definitivamente me rindo. No encuentro ninguna razón para seguir arrastrándome. Esta no es la carrera con la que llevaba meses soñando, visualizando en cada uno de mis entrenamientos. Es una puta mierda y no quiero seguir así. No quiero seguir forzando la rodilla. Pienso que en Castro tendré otra oportunidad dentro de 14 días y por ser finisher lo puedo echar todo  a perder. Así que me paro. Me giro y me doy  la vuelta. Guz hace un último intento desesperado por convencerme, pero me ve la cara y desiste enseguida no hay nada que hacer.

Esta tarde he leído la crónica de Raúl Amatriain. Siento exactamente lo mismo que él. Rabia por haber abandonado, dudas por haberme rendido, pensando que tal vez podía haber seguido. Pero cuando uno decide abandonar en una cita tan especial es por algo. Más cuando estoy en la temporada que más he entrenado porque sabía que podría ser la última buena pero es en la que más estoy sufriendo.

Miro mis objetivos, los resultados de este año… Y no me queda otra que seguir. Lo voy a seguir intentando. Voy a descansar unos días y volveré a intentarlo en Castro el día 11 y en alguna prueba más que caiga por septiembre, porque así no me voy a quedar.

Autoafirmación.

Los días previos a cualquier carrera, pero más en un ironman, son días de cansancio, nervios y sobre todo muchas dudas.

Para lo primero, no queda otra que descansar. Sin abandonar completamente el entrenamiento, pero me gusta intentar dormir un poco más de lo habitual (otra cosa es que lo consiga) y no hacer cosas que me cansen mucho. Este año tenemos la suerte de tener festivo el jueves y viernes, así que la situación es inmejorable, si no la lías haciendo cosas que no tienes que hacer.

Respecto a los nervios, creo que estoy más tranquilo que en otras ocasiones. Hasta hoy, he tenido tanto trabajo y tantas otras cosas en la cabeza (avería del Powertap con todo lo que ello conlleva) que pensar en la carrera ha sido difícil. El hecho de correr en casa, dormir en casa, comer en casa, no tener que viajar… es impagable. No he mirado ni competidores (es complicado porque es imposible saber quién está en tu grupo de edad), he hecho las cuentas de watios porque me la han pedido mis amigos y no le he dado demasiadas vueltas a los tiempos (alguna sí, claro, tampoco vamos a engañarnos).

Y las dudas. Aparte de las clásicas del material (que salvo la bici y las zapatillas, todavía no tengo decidido), las más importantes son las relativas a mi rendimiento. El “¿seré capaz?” “¿Voy bien preparado?”. Así que comparación al canto. He cogido las últimas 7 semanas de preparación de mis últimas tres carreras de Larga Distancia: Callella 2011, Vitoria 2012, Vitoria 2013.

Para empezar, volumen total.

Total (-8 a -2)

Calella 2011

Mundial 2012

Vitoria 2013

natación

67.0

50.2

51.7

bici

1903

1265

1755

carrera

152

148

239

He nadado menos que para Calella, pero algo más que para el Mundial. En el IM, la natación tiene la importancia que tiene, aunque no me guste.

Volumen de bici parecido al de mi anterior  (primero y último hasta la fecha) Ironman y más que para el Mundial, lógicamente ya que sólo eran 120 km.

He corrido bastante más que para las dos últimas carreras. Hay gente que dice que el Ironman es un duatlón mojado. A mí me parece que para un Grupo de Edad, es una maratón cansado, así que de esa forma lo he entrenado. Mi objetivo principal es no sufrir las penurias de Calella corriendo. O por lo menos, que dure mucho menos.

De todas formas, creo que el análisis se queda un poco cojo si no se tiene en cuenta que empecé la preparación con el hierro muy bajo, lo que me obligó a meter el volumen de forma muy gradual. Así que para entenderlo bien, primero he dividido por semanas y disciplinas:

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Y después he hecho la misma tabla de volumen, pero aplicada sólo a las últimas 4 semanas, que con horario de 7 a 15, y un poco mejor de estado de forma, ha sido cuando he empezado a entrenar DE VERDAD.

Total (-5 a -2)

Calella 2011

Mundial 2012

Vitoria 2013

natación

29

31

31

bici

906

893

1160

carrera

57

103

188

La diferencia, sobre todo con Calella yen la carrera a pie (donde estaba tocado del psoas y tendones de Aquiles) creo que es notable. Lo mismo pero en promedio semanal:

Promedio (-5 a -2)

Calella 2011

Mundial 2012

Vitoria 2013

natación

7

8

8

bici

227

223

290

carrera

14

26

47

Si con estos números no soy capaz de hacerlo bien en el que va a ser mi último ironman en mucho tiempo,…. Pues será que no valgo para esta distancia y punto. Pero yo más no puedo hacer. Así que el domingo, a disfrutar del circuito (mi circuito) y a sufrir corriendo, pero con el sufrimiento que mola, no el de no poder moverse.

Resumen de la semana -2.

Última semana de entrenamientos de verdad antes de Challenge. Los manuales de triatlón dicen que hay que hacer 2 semanas de tappering. Yo lo he retrasado un poco. Notaba que necesitaba un poco más. Además, se supone que eso se aplica cuando se hacen 6 semanas previas de carga. Lo mío ha sido una carga, pero muy progresiva, pero empezando prácticamente desde cero, así que había que adaptarse a la realidad.

Lunes: 3000 m sin alardes.

Martes: 1h27 de carrera continua en progresión (apretando al final bastante porque “el alargue” se me fue de las manos y me cerraban Vibike) para una media de 4.17 y 150ppm.

Miércoles: 3000, con 2 x1000 en la piscina de 50 de Mendi, clavando los tiempos del año pasado antes del Mundial: 15:30 y 15:38 pero con el pulso más bajo (125, 137)

Jueves: 70 km. Otra vuelta al mundial, repitiendo las series de Strava Ozaeta y Agurain, otra vez con los Qrings.

Viernes: 2000 metros en la piscina del Estadio. Me noto bastante cansado, así que me conformo con un 3×400 muy lento. Aunque ya tengo más que comrobado que los tiempos de esta piscina no son representativos (que es un truño de piscina, vaya)

Sábado: Vuelta al circuito en grupeta más subida a Landa. Algún rato intentando hacer ritmo IM sin demasiado éxito ya que todo el mundo iba bastante “caliente”. Volvemos a subir a Landa para alargar. Paramos en la fuente y al arrancar veo que no funciona bien el Powertap. Completamente descalibrado a una semana de la carrera. Crisis. Ibon desde Pirineos, me deja su Zipp 404 con PT. Sólo tengo que conseguir adaptar unas tapas para la Blue y esa rueda..

Domingo: 70 km con muchas cuestas, Mensarozketa, Zubizabal, Etxaguen, Manurga, Zárate.. Dolor de piernas ya serio. Transición en Bitoriano, pero ya es la última y la hago con ganas (que no es lo mismo que rápido). 8 km.

Semana de 7.9/240/29. A partir del miércoles, empecé a bajar el volumen, pero aún así buenos números, aunque llego muy cansado al domingo. Ya no estoy recuperando tan bien y cada vez me noto con menos fuerza. Creo que normal a estas alturas. Viendo desde dónde empecé en junio, estoy más que satisfecho con los números que he conseguido meter. Sólo espero no haberme pasado. Ahora sólo me queda descansar, sin dormirme, solucionar el tema del sensor de potencia, aunque gracias a mis amigos ya tengo plan B y C y rezar para que bajen las temperaturas. Y si no, pues a beber mucho agua.

Resumen de la semana -3.

Continúo con el diario de entrenamientos de las semanas previas al Challenge.

Lunes: «descanso total». Salir de Vitoria a las 7, 350km de viaje, reunión de 3 horas, dar vueltas por Madrid a 40 grados para encontrar el coche de alquiler, otros 350 km y llegar a casa a las 21. Muerto.

Martes: 1h20 de carrera continua tras unos «largos» en el pantano de Ullibarri con Alain. No tenía tiempo para más.

Miércoles: una vuelta al Circuito con serie de calidad (228w) en el tramo Agurain de Strava y probar los Osymetric. Seguidos, al pantano a nadar con Ele. Pocos metros. ¿800?

Jueves: 6×3000 en el Prado. Todos por debajo de 4:10 y alguno a 3:55. 400 metros en el agua para soltar. Bien.

Viernes: 3300 metros en la piscina del Estadio nada más salir de trabajar. Mala idea. Si normalmente llego cansado al viernes, sin echarme ni un minuto de siesta, peor. Cada vez me veo peor en el agua y me noto más flojo de brazos. ¿Cansancio acumulado?

Sábado: Vuelta de Izarra + Araia. (145 km) Calentón en el tramo de Agurain, aprovechando que parecía que había viento de culo. Buena forma de acabar fuerte: 30 minutos a 246w. Contento con un promedio de 195 w y 211 NP, que es lo que me lleva saliendo en casi todas las salidas desde hace un mes.

Domingo: Otra vuelta al circuito, con series en tramos Ozaeta (247w) y Agurain (233), y subir a Bitoriano. 100 km. Tostada importante. Pero como ya es la última transición larga (cómo las las odio), 14 km bastante lento por el bosque de Bitoriano-Lukiano. Cansado pero con la sensación de que a ese ritmo puedo aguantar mucho tiempo.

Semana de 6/315/55. Pocos metros nadando aunque repartidos en 4 días, para correr bien toda la semana y llegar entero al finde.

Lo más positivo es que sigo recuperando bien de un día a otro. Corriendo me veo bien, pero es en la bici donde no acabo de encontrarme del todo. Es una pena, pero ya no llego ni de coña al nivel que tenía en abril. No hay que darle más vueltas. La (mi) carrera se decidirá en la maratón y creo que al menos en las últimas 3-4 semanas, lo he entrenado bien, pero me da mucho miedo volver a bajarme de la bici sin fuerzas como me pasó en Abu Dhabi. Nunca más me ha pasado y supongo que no tiene por qué volver a pasar si no me cebo y me hidrato bien, peeeero….

Challenge Vitoria. Faltan 2 semanas y media!!

Ya no queda nada. Mi segundo ironman a la vuelta de la esquina y como suele pasar, dudas, muchas dudas. Por un lado, me encuentro bastante mejor que el mes pasado y la preparación de estas últimas semanas ha ido bastante bien. Creo que mejor que para Calella 2011 donde apenas pude correr a pie. Entonces fueron un total de 4 horas en las 5 últimas semanas. Impresionante.

La novedad más importante de esta preparación está ahí: aunque tarde (como siempre) he empezado a hacer tiradas largas (más de 1h20 y menos de 1h50), incluso varias en la misma semana!!, sin tener problemas ni de psoas, ni de tendón de Aquiles, ni de nada. De hecho, hasta estoy recuperando bastante bien.

Factores que han influido en esto, creo que hay dos:

la posición en la BLUE con la que llevo el ángulo de la cadera mucho más abierto que con la Razesa y

– las Brooks Launch con las plantillas de Ioana Arbillaga. Son las mejores zapatillas que he tenido nunca. Un buen equilibrio entre amortiguación y peso y se me ajustan bien al pie, aunque no tanto como las T7. No le pido mucho más a unas zapatillas, pero qué difícil me resulta encontrarlo. Bueno, eso y un diseño un poco chulo, no como los horripilantes colores que han sacado para este año y que como no cambien o saquen otro, tendré que seguir estirando las mías unos kilómetros más.

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Volviendo a la preparación, en julio empecé a trabajar de 7 a 15, lo que facilita muchísimo las cosas, sobre todo desde el punto de vista logístico (y el estrés que esto conlleva) a la hora de intentar doblar.

Como siempre, me gustaría que el Challenge se celebrara una semanita más tarde. Creo que me va a faltar un poco, pero bueno, ya he metido una semana buena de carga de verdad, de la que me he recuperado bastante bien.

Para una semana buena que he hecho la voy a poner aquí, que no sé cuándo voy a ser capaz de repetirla.

Lunes: 3200 m de natación en la piscina de 50 del Estadio con traje (Xterra)

Martes: 1h30 de carrera continua por el bosque de Armentia, explorando nuevos caminillos. Durito. 4.30/km y 152 ppm

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Seguido, 600 m de natación en la piscina de 50 a pelo para refrigerar el cuerpo.

Miércoles: 70 km en bici con dos calentones en el tramo Ozaeta-Gordoa y Agurain-Zurbano para intentar mejorar posiciones en Strava, sin éxito por culpa del viento y porque me sigue costando subir watios y pulso, pero me sirven para darme un poco de caña: 16 min a 260w y 33 a 240w.

Jueves: 1h50 por el anillo verde, con mucho calor. Contento. Buen ritmo, progresivo salvo en los 2 últimos kilómetros. 26 km a 4:17 con 157 ppm.

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Viernes: 3000 metros entre la piscina de 50 y la de 25 (imposible hacer velocidad con 6 personas en mi calle).

Sábado: 197 km, 3 vueltas al circuito, escondiéndome hasta el final de la seginda vuelta. Por lo tanto, watios ascendentes, intentando mantener 200w en casi toda la tercera vuelta.

Domingo: 85 km, en la vuelta de Igay acabando en Bitoriano. Llego tocado, pero Ele y yo le echamos huevos y hacemos una transición de una hora hacia las pozas.

Total: 8900m/ 355 km/61 km. Casi nada.

Me queda otra semana de carga (que ya ha empezado mal con un viaje a Getafe) y el tappering, que probablemente lo tenga que apurar un poco. Conclusión, que de momento la cosa va bien y creo que estoy mejor que hace dos años. A ver si no se tuerce.

Crónica y Análisis del Triatlón Olímpico de Donosti. Onditz 2013.

Con el retraso habitual de cuando no me salen las cosas bien, escribo la crónica (con análisis todo en uno) del triatlón olímpico de Donosti. He estado a punto de dejarla pasar, pero como de los errores se eaprende y este año esoy aprendiendo a base de bien, pues ahí va.

Sabía que no estaba del todo recuperado de mis problemas con el hierro. Cuando los números no salen en los entrenamientos, lo más normal es que tampoco salgan en carrera por muy motivado que uno esté. Si las series que normalmente haces a 265w te salen a 250 y las subidas de 320w las haces a 300w, es como para sospechar que algo no va bien. Como ya dije en el anterior post, me costaba subir los watios y el pulso a partir de un determinado umbral. Estaba haciendo bien los entrenamientos de fondo, pero no conseguía subir el ritmo. Como me dijeron el martes en la piscina, es como si tuviera puesto el limitador de revoluciones.

Como ya veía que no iba a ser la carrera de mi vida, sabía seguí entrenando de cara al Challenge hasta el jueves, con entrenamiento de carrear a pie de 1h45 incluido y el sábado por la tarde no me contuve y me comí un riquísimo helado en Donosti.

Así que con menos nervios de lo habitual me levanté el domingo después de dormir plácidamente en Haritz-Etxea. Lo primero que hice fue levantar la persiana del salón para confirmar que hacía un día estupendo para hacer triatlón… y entonces vi que estaba el suelo mojado y las señoras por la calle con paraguas… Empezamos bien.

A las 8 ya estábamos en boxes para evitarnos colas y cumplir con el primer objetivo: estar a las 9 en el agua y calentar bien.

Segundo objetivo: hacer una buena salida. Me coloqué en el centro, bien centrado alejado de los gallos, con idea de hacer una salida limpia e intentar a mi ritmo. Otro año más que la gente sale sin que el sonido de la bocina llegue a mis oídos, pero como ya llevo años en esto, no me despisto y llego al agua el primero de mi zona. Me tiro demasiado pronto, pero no me vuelvo a levantar y empiezo a nadar fuerte. Muy limpio, sin nadie que me moleste. Me pasa un tío por la derecha que va como un tiro. Intento ponerme a pies pero es imposible. Veo claramente las dos puntas de flecha por los laterales, pero sigo a mi ritmo intentando ir recto hacia la boya. Cuando llegamos, empieza a mascarse la tragedia al juntarse los dos laterales con los que vamos por el centro, pero me abro un poco y la paso sin problemas. Al enfilar la segunda recta, me parece que vamos demasiada gente… O sea, que el pelotón es más grande de lo que debería ser. O sea, que creo que no voy donde tendría que ir.

Recibo una patada en la gafa sin mayores consecuencias (único golpe de toda la natación) y me abro un poco más para empezar a remontar puestos. Así que otra vez, agua limpia y así hasta el final.

Salgo del agua algo menos mareado de lo habitual, pero me cuesta un poco empezar a correr por la arena.

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Al llegar a mi bici, veo que Taracena y Kepa ya están saliendo con la bici en la mano.. Así que efectivamente, algo no ha ido bien. ¿Y qué no ha ido bien? Pues que otra vez más he vuelto a nadar en 1’30″/100 mi ritmo crucero en distancias más largas, cuando tenía la sensación de haber forzado más. Con un 1’28» hubiera bastado para meterme «en carrera», pero no lo tenía.

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Salgo fuerte en bici, voy recogiendo a gente que se pone a rueda, pero por lo menos hasta Berio, tengo que ir fuerte.

En el cruce de las universidades cojo aire y me preparo. Sé lo que toca: 1min30 a tope. Subo a 350w… Manteniéndome en el grupo. Veo que todavía me falta. Pienso que será que todavía estoy frío. Bajamos con cuidado y afrontamos la segunda subida corta.

Para la tercera llega Ander Agirre. Sé que es la rueda buena, pero le veo que va con el plato metido mientras que yo lo llevo todo metido ya. Así que va a ser imposible. Nos juntamos bastante gente en la subida. Pero no tengo fuerzas para intentar remontar.

Al bajar a Añorga, como me he quedado un poco en la bajada, toca apretar los dientes. (17 segundos a 550w). Ahí me encuentro por fin mejor, así que me pongo a tirar un poco. Veo que somos unos 25 pero sólo hay 3 o 4 dispuestos a tirar. Taracena que está en el grupo me ve mala cara. Me pregunta, y le digo que ya se me ha ido la carrera… De los animosos que tiran hay uno que hace medio amago de saltar. Parece imposible, pero lo intento, aunque sin demasiado convencimiento. Eso no me va a llevar a ningún sitio: queda Orio por subir, veo que no voy bien, y aunque lo fuera, en la bajada me van a coger, así que opto por renunciar, quedarme en una posición buena y pasar de vez en cuando por cortesía. Sólo hemos cogido grupitos de chicas. El año pasado sonrió la suerte, los de delante no se entendieron y les cogimos. Este año ha sido al revés. Tal vez un par de arengas al grupo hubieran venido bien… Pero no las hubo. Probablemente me desmoralicé demasiado pronto.

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Empieza Orio, y casualidad, aparecen las fuerzas en la gente que no había tirado, mientras que tiramos algo subimos más despacio. Bastante por debajo de 330-340 watios que es por donde tendría que ir, y las pulsaciones que siguen sin subir.

Al llegar a la herradura de arriba, endurezco un pelín la marcha para no dormirnos antes de tiempo. La subida no ha terminado todavía.

Parece que en esa zona el asfalto está ya más seco, así que no bajo mal del todo hasta la zona de la parada del autobús que como todos los años me empiezan a pasar por todos los sitios.

La zona de Rekondo también la hago con las manos arriba. Error. Pensaba que bajaba mejor así, por lo menos meto la bici por donde quiero con más facilidad, pero con el manillar mojado es bastante peligroso en una zona tan lamentablemente asfaltada.

Por fin llgo, a la T2, me bajo con soltura y termina la pesadilla.

Resumen de watios en la subida comparada con los datos del año pasado.

Subida

2012

2013

Berio

380

350

Zuhatzu

360

350

Orio

328

316

Vamos, que no iba.

Como siempre en estos casos, la última esperanza de salvar los muebles llega en la carrera a pie. Tras llegar en el puesto 82 a la T2, tenía claro que podía remontar. Ni me acuerdo de cuándo fueron mis últimas series, y ahora que estoy entrenando a ritmos de entre 4.20 y 4.30 no parecía fácil, pero bueno, aquí no es tan importante la técnica.. Es más corazón (en todos los sentidos) y técnica. Así que me concentro en intentar correr lo mejor posible, y hasta donde llegue. Cada vez que me cruzo con gente a la que gano desde hace un par de años me pongo de peor leche y aprieto un poco más.

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No sé el ritmo de carrera. El Garmin 910 perdió la señal de nuevo al salir del agua y me quedé sin ritmos, pero bueno, parcial de 36.18 para puesto 19. También más lento que el año pasado.

Parece que se debe a un problema en el firmware 2.7 y llevan meses sin solucionarlo, así que me he vuelto a instalar la 2.6. El que quiera más información aquí. Es muy sencillo aunque todavía no he comprobado que en la 2.6 funcione, pero parece que sí.

Clasificación: Puesto 48 con el 95 en el agua. Así es imposible. Me llevé otros dos días de mal rato cuando la vi. Es como si hubiera ido 3 años atrás, pero bueno, pasados unos días creo que no hay que dramatizar. Sé que no he empeorado. Sólo que mi cuerpo no se ha recuperado todavía para esfuerzos de ese tipo, que lo de recuperarse de una carencia de hierro cuesta, pero para los entrenamientos del Challenge es más que suficiente, y me quedan otras 3 semanas y media para intentar volver a un estado «normal».